No toda la música es relajante. Hay ciertos sonidos que provocan incomodidad, tensión o ansiedad. ¿Por qué? La respuesta está en la disonancia, es decir, combinaciones de notas que suenan inestables o impredecibles.

Nuestro cerebro, amante de los patrones y la armonía, percibe estas combinaciones como una “alerta”. Es una reacción evolutiva: los sonidos desagradables solían asociarse con peligro. Por eso se usan en películas de terror o suspenso… para ponernos nerviosos a propósito.

🎧 Dato curioso:

Los violines desafinados, ruidos agudos o notas disonantes activan la amígdala, la parte del cerebro que procesa el miedo. ¡El terror sonoro es real!