
¿Cómo ayuda la música clásica en la infancia?

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Tal vez has escuchado que ponerle Mozart a un bebé lo hace más inteligente. Suena bonito, ¿no? Bueno, aunque no es magia, la ciencia sí ha encontrado cosas interesantes sobre cómo la música clásica influye en el desarrollo de los niños.
Cuando un bebé escucha música estructurada —como la de Bach, Beethoven o Mozart— se activan partes del cerebro relacionadas con la memoria, la atención y hasta las matemáticas. La repetición de patrones melódicos ayuda a que los más pequeños empiecen a reconocer secuencias, y eso es clave para el aprendizaje del lenguaje y el pensamiento lógico.
Pero no todo es desarrollo cognitivo: también hay un impacto emocional. Las melodías suaves pueden calmar, reducir el estrés y ayudar a regular las emociones. Muchos papás usan la música clásica como parte de la rutina para dormir… ¡y funciona! No es coincidencia que muchas cunas tengan móviles que tocan melodías de cuna inspiradas en música clásica.
Y algo curioso: incluso si el niño no está “prestando atención”, su cerebro sí lo está. Está absorbiendo sonidos, ritmos y sensaciones. Es como regar una plantita: no se ve de inmediato, pero con el tiempo crece fuerte.
Así que si tienes peques cerca, ¡ponles música! La clásica es una gran opción, pero lo más importante es que sea variada, armónica y con buena energía. El cerebro lo agradecerá… y probablemente tú también.

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