La reconocida soprano mexicana Lourdes Ambriz falleció este jueves 28 de agosto en la Ciudad de México a los 64 años a causa de cáncer, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) mediante sus redes sociales. 

Una carrera inolvidable

Nacida el 20 de julio de 1961, Lourdes inició su formación operística en 1980, participando con la Orquesta Sinfónica Nacional en una interpretación de Don Carlo. Su debut profesional se concretó en 1982 con la Compañía Nacional de Ópera del INBA, interpretando el papel de Olympia en Los cuentos de Hoffmann. 

Su versatilidad la llevó a incursionar en repertorios que abarcaron desde barroco y música renacentista hasta contemporánea y oratorio. Destacó como soprano coloratura, lírico y lírico ligero, y fue pieza clave en estrenar obras contemporáneas como Los visitantes (Carlos Chávez), Aura (Mario Lavista), Paso del norte (Víctor Rasgado) y The Seventh Seed (Hilda Paredes). 

Su talento trascendió fronteras. Actuó con orquestas de prestigio internacional como la Sinfónica de Dallas, San Francisco, la Orquesta de Cámara de Saint Paul, el Centro Nacional de las Artes de Canadá, la Simón Bolívar de Venezuela y la academia alemana de cámara, entre otras. 

Reconocimientos y liderazgo

En 2006 recibió la Medalla Mozart por la embajada de Austria, y en 2023 fue galardonada con la Medalla Bellas Artes en Música, uno de los máximos reconocimientos artísticos del país. 

Además, impulsó la escena operística desde dentro del INBAL. Fue subdirectora artística y luego directora de la Compañía Nacional de Ópera entre 2015 y 2017, destacándose por su capacidad de gestión cultural. 

Una voz para toda una generación

Para el gran público, su voz también fue inolvidable: prestó su voz al personaje de Bella en la versión en español de La Bella y la Bestia de Disney (1991), interpretando los emblemáticos temas “Algo ahí” y “Mi aldea”. 

El impacto de su partida ha generado conmovedores homenajes. Figuras del mundo lírico como Horacio Franco y María Katzarava la recordaron como “una persona maravillosa y empática” y “voz inolvidable”. Su colega y amiga María Caridad Acosta expresó: “Perdí a mi hermana del alma… pisamos juntos muchos escenarios, pero el mejor fue el de la vida.”