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Fernando Eimbcke retoma inquietudes adolescentes en Olmo, su nuevo coming-of-age

El cineasta mexicano explora la responsabilidad, la amistad y los lazos familiares desde los 14 años en esta película que se estrena en la Berlinale y marca su retorno a la ficción con estilo propio.

Presentan Olmo en el Festival Internacional de Cine de Toronto

Monterrey, Nuevo León

Fernando Eimbcke, conocido por Temporada de Patos, Lake Tahoe y Club Sandwich, regresa a la silla de dirección con Olmo, un filme que retoma muchas de las inquietudes adolescentes que han sido marca registrada de su cine, pero las aborda con una madurez narrativa mayor. Presentado en la sección Panorama de la 75ª Berlinale, Olmo cuenta la historia de un joven de 14 años que vive en Nuevo México, encargado de cuidar a su padre enfermo de esclerosis múltiple, mientras una fiesta en la vecindad lo tienta a escaparse con su amigo. 

Lo que hace especial esta película es cómo Eimbcke y la escritora Vanesa Garnica entretejen las pulsiones propias de la adolescencia —el deseo de libertad, la amistad, el primer amor o ilusión— con responsabilidades que no son propias de un chico de su edad. En Olmo, la obligación hacia familiares enfermos entra en conflicto con el deseo de pertenecer, de vivir como adolescente, de escaparse de la rutina doméstica. 

Eimbcke ha dicho que esta película lo llevó a trabajar más allá de lo que había explorado antes: en otras de sus películas los padres estaban casi siempre ausentes o poco presentes, pero en Olmo la familia se convierte en el centro. No solo la familia de sangre, sino también la “extendida” —los amigos, vecinos, la vecina que invita a Olmo a la fiesta— forman una especie de red de relaciones que le dan al protagonista tanto presión como consuelo. 

También hay una dimensión emocional añadida: Eimbcke reconoció que trabajar con Vanesa Garnica implicó traer memorias personales de adolescencia, de ese sentimiento de “querer huir de casa”, de salirse de lo cotidiano, de explorar otros espacios. Esa urgencia de salir, de sentir la noche, la música, la fiesta, se contrapone con lo que significa quedarse, encargarse, cuidar. 

Otro aspecto interesante es el contraste de vulnerabilidad que provoca la ambientación: sucede en 1979 en una comunidad hispana en Nuevo México, lo que añade una capa cultural, migrante, de pertenencia complicada, donde el protagonista vive algo de “estar en medio”. No completamente en México, no completamente en EE.UU., lo que añade tensión de identidad silenciosa, pero constante. 

El actor joven que interpreta a Olmo, Aivan Uttapa, tuvo que adaptarse a ciertas restricciones de filmación por su edad (solo filmaciones por día limitadas), pero según Eimbcke esto potenció lo orgánico de la actuación. Mostrar a adolescentes con responsabilidades adultas sin caer en clichés melodramáticos fue uno de los desafíos claros. 

En cuanto al tono, la película no rehúye lo serio, pero lo equilibra con momentos de ligereza y humor, incluso usando ironía para enfrentar la realidad que vive Olmo. Según Eimbcke, el humor es “el modo más humano de abordar situaciones difíciles”. 

Por lo pronto, aunque Olmo aún no tiene fecha de estreno comercial general en México confirmada, su paso por festivales ya ha despertado interés: Berlinale lo estrenó el 16 de febrero de 2025, y se espera que se proyecte en otros festivales latinoamericanos antes de llegar al público audible.

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