
¿Por qué tarareamos sin darnos cuenta?

Do, Re, Mi-L datos portada
Estás lavando los trastes, caminando por la calle o esperando en una fila… y de repente: mmm-mmm-mmm… estás tarareando. Tal vez es una canción pegajosa que escuchaste hace días, o tal vez ni sabes qué estás “cantando”, pero ahí estás, feliz en tu mundo musical. ¿Por qué pasa esto?
La respuesta está en el cerebro y su forma única de procesar la música. Cuando escuchamos una canción, especialmente una que nos gusta o nos es familiar, el cerebro la guarda como si fuera un recuerdo… pero no solo auditivo, sino emocional. Y como pasa con todo lo que nos marca emocionalmente, tiende a volver cuando menos lo esperamos.
Tararear es, en realidad, una forma en que nuestro cerebro repite o recrea sonidos conocidos para mantenernos concentrados, calmados o entretenidos. Es como un mecanismo automático para llenar silencios incómodos, reducir el estrés o, simplemente, disfrutar del momento. Algunos científicos dicen que tararear o silbar puede incluso ayudar a regular el ritmo cardíaco y la respiración. ¿Quién necesita meditación cuando puede cantar bajito?
Y hay algo más: tarareamos porque el cerebro odia los “circuitos incompletos”. Si escuchaste una canción y no la terminaste, o si una melodía tiene una estructura repetitiva, el cerebro puede quedarse “atascado” en ese pedacito hasta que lo libera… y eso pasa muchas veces a través del tarareo.
Así que, la próxima vez que te descubras tarareando sin darte cuenta, no te sientas raro. Tu cerebro está haciendo lo suyo: reconectar con algo que le gustó, tranquilizarte o simplemente divertirse un rato.

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MULTIMEDIOS; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.